A Rial, con todo mi cariño.
Suena el móvil. Jhoe lo coge, mira el número y no se lo cree. Responde: ¡Hola!...ohh....Pensé que era una alucinación...¡ok!, por supuesto, estaré ahí...oye... no nada.. Sonríe.
Al día siguiente, de nuevo en su casa Jhoe coge un libro, saca una fotografía de entre sus páginas y siente cómo sus ojos se humedecen.
Al mismo tiempo, en el restaurante del aeropuerto de Barajas, él, guapísimo como un dios antiguo, observa las fotografías de Jhoe que guarda en su portátil. Sonríe ampliamente. Con el dorso de su mano, seca las dos grandes lagrimas que, involuntariamente ruedan de sus ojos.
Al día siguiente, de nuevo en su casa Jhoe coge un libro, saca una fotografía de entre sus páginas y siente cómo sus ojos se humedecen.
Al mismo tiempo, en el restaurante del aeropuerto de Barajas, él, guapísimo como un dios antiguo, observa las fotografías de Jhoe que guarda en su portátil. Sonríe ampliamente. Con el dorso de su mano, seca las dos grandes lagrimas que, involuntariamente ruedan de sus ojos.
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